viernes, 6 de diciembre de 2013

El actor santo de Grotowski



Luego de cursar estudios teatrales en Cracovia y Moscú, Grotowski comenzó su carrera de director y teórico teatral al fundar en la ciudad de Opole su propia compañía (el Teatro de las 13 filas), que dirigió entre 1959 y 1964. En 1965 se trasladó a Wroclaw, donde fundó su reconocido Teatro Laboratorio.

Tanto en Opole como en Wroclaw, Grotowski creó un laboratorio de investigación actoral, asesorado por sicólogos, fonólogos, antropólogos. Indagó los orígenes de la teatralidad en las fuentes del hombre, experimentó con rigor la relación actor-espectador; replanteó desde el punto de vista del público las convenciones del espacio escénico. Asimismo, cuestionó sin cesar la dialéctica texto-puesta en escena, la finalidad del teatro, la ética de la vida artística y, sobre todo, el entrenamiento y la técnica del actor.

Entre las estancias de Grotowski a otros países se encuentra México, que visitó en dos ocasiones: en 1968 para presentar su mundialmente célebre adaptación libre de El príncipe constante, de Pedro Calderón de la Barca, y en 1980 para, entre otras cuestiones, acercarse a la cultura indígena de la sierra nayarita.

Grotowski salió exiliado de Polonia en 1982, trabajó tres años en París, cesó de realizar puestas en escena, para luego instalarse definitivamente en Italia, donde dedicó los últimos años de su vida a investigar el arte del actor con el apoyo financiero del Centro para la Investigación y Experimentación Teatral de Pontedera, Italia, donde le ofrecieron dedicarse a la investigación pura, sin someterlo a la exigencia de generar resultados rápidos y tangibles.

Su legado como director y teórico teatral, sus propuestas y enseñanzas son las que hoy son interpretadas y dadas a conocer por terceras personas, o en el mejor de los casos por sus discípulos más cercanos.

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